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sábado, 17 de mayo de 2008

Todo empezó hace ya 13 años... ¡Feliz día de internet!

Hoy es el día de Internet... ¡Pues feliz cumpleaños!

- Crónica de un nacimiento en la red -

Aunque sinceramente no se cuantos años cumple internet, hoy todo el mundo que habla en Español – castellano para que nadie se ofenda – celebra el gran día de la red y en muchos sitios hoy están de fiesta, aunque también es cierto que llevamos toda la semana de actos y festejos...

Hace un momento el Twitter de mi colaborador Pablo Carreño me recordaba que hoy era el día de internet... Sumido en mis lecturas de esta tranquila tarde de sábado - leyendo blogs por supuesto -, no me había dado cuenta de que era hoy.

Dejo mis lecturas apartadas para un poco más tarde y ahora reflexiono y lo hago contigo, en voz alta y sobre todo recuerdo. Recuerdo el día que tomé contacto con la red por primera vez y cómo fue aquella iniciación.

Parece que fue ayer cuando corría el año 1995 – si no recuerdo mal, cuando por azares del marketing directo llegó a mi buzón de correo – correo postal aclaro – un sobre con una publicidad dentro que hablaba de algo que se llamaba “Compuserve” y que me permitía conectarme con mi ordenador a otros, que cómo yo en aquella época, se dedicaban al comercio internacional, ya sabes importaciones y exportaciones.

De hecho por ese motivo me llegó la carta, pues para promocionar mi negocio de broker y mi empresa CECOEX – Compañía Europea de Comercio Exterior, S.L. – estaba apuntado en decenas de bases de datos, en consulados, embajadas, clubs de exportadores, etc, etc...

Para no hacerlo muy largo, abrí el sobre y allí – en ingles – me hablaban de que con un MODEM, yo ya lo tenía en ese momento para conectarme con mi banco – el último grito 14.000 baudios – y mi PC 386, podía entrar en contacto directo con cientos de otros brokers que demandaban y ofrecían productos desde diferentes países.

Por supuesto, caí inmediatamente cautivado por la propuesta, cumplimenté el boletín de pedido y lo envíe a su destino, con mis datos bancarios para que pasaran el cargo de 19 libras esterlinas / al mes. – se pagaba a U.K. -, que en aquella época era un dineral, teniendo en cuenta que la conexión estaba limitada a 10 horas al mes con la red Compuserve y una hora de conexión con internet. Si al mes, claro.

Pero eso sí ya me daban un correo electrónico de la forma 1234567655@compuserve.com donde “123...” era mi número de cliente de la red.

En aquel entonces Compuserve era una de las redes más grandes que componían internet, porque no olvidemos que internet es una red de redes y aunque hoy todo está tan interconectado que es lo mismo, en aquella época dada red era independiente e interconectada con las demás.

Pero aún con esas limitaciones, cuando a los 10 días llegó el sobre con el disquete de 3 ¼ que contenía la aplicación, las instrucciones y las claves para entrar, recuerdo que no tardé ni 5 minutos en instalar aquel software y comenzar a navegar por la aplicación – todavía yo no conocía que era eso de un navegador, bueno, creo que ni existía -, que era una especie de navegador tipo Explorer en el que también se incluía la aplicación de correo electrónico y la palicación de foros, o mejor dicho, aquello se parecía más a los antiguos grupos de usnet.

En todo caso, aquello era para mi “cienca ficciónn”, un entorno nuevo y exuberante que sólo de pensar que podría estar enviando un mensaje a Australia o a Estados Unidos o a Malasia de forma tan rápida y recibir contestación rápidamente, o acceder a las ofertas y demandas de productos, colocar mis demandas y mis ofertas y ¡Fantástico! recibir contestaciones tan rápidamente, era algo que sólo podía haber imaginado y eso sí, después de ver algún episodio de StarTreck

Todavía tengo grabado en mi mente el sonido tintineante y bastante desagradable del MODEM al conectarse, que sin embargo me produce un sentimiento positivo y su recuerdo – aunque mira que es estridente el sonido -, segrega en mi un placentero recuerdo. Seguramente porque ese sonido venía seguido de la expectativa diaria de recoger mi correo, no todos los días llegaba un e-mail y ver si alguien había contestado a mis ofertas o a mis demandas. ¡Eso era negocio, dinero!, o al menos la posibilidad de serlo, que no es poco.

Aquello era fantástico, aunque controlando el tiempo de conexión, para no pasarme de las 10 horas y tener que pagar adicionalmente, esa media hora, normalmente repartida en dos periodos de 15 minutos cada día en la mañana y en la tarde, era una experiencia que es difícil traducir en palabras.

De hecho, gracias a Compuserve hice no pocos y buenos negocios: bicicletas de Hong Kong, enviando aceite y conservas a Estados Unidos, trayendo corbatas, gorras, cazadoras, t-shirt, ..., procedentes de over-stocks en USA, a través de un broker de Londres, que por supuesto conocí en Compuserve...

En fin una agradable época profesional de mi vida, con la que arranqué mi contacto con internet, que desde entonces ha continuado ininterrumpidamente a lo largo de toda mi vida profesional, hasta nuestros días. Hoy puedo decir con orgullo, que todo mi negocio, todos mis ingresos, mi economía depende ya desde hace tiempo de esta maravillosa red, a la que por supuesto estoy eternamente agradecido.

Han pasado ya 13 años y hoy la red, no tiene nada que ver con lo que en aquellos momentos era y aunque a lo largo de todos estos años, no siempre las cosas resultaron tan fáciles como cuando Compuserve. Después de aquello tuvo que pasar tiempo para que volviera a ser tan rentable como al principio, aunque en otro tipo de negocio y aunque han habido momentos muy duros, sobre todo a finales de los 90, hoy me siento orgulloso de haber podido vivir éste, algo más de un decenio, de vida digital.

Lo dicho, feliz, feliz día de internet, a todos y que el siguiente año, seamos más y sobre todo ¡mejores!...

Roberto R. Cerrada

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jasjaja, me ha encantado. Recuerdo las corbatas, que por cierto algunas no hubo forma de venderlas porque eran terribles.
Que tiempos aquellos!!!
Yo en mi blog contaba la primera experiencia que fue con el VideoTex, que era... tremendo, porque no se como definirlo, pero fue parte de la historia
saludos.

Roberto R. Cerrada dijo...

¡No te lo vas a creer Antonio, pero todavía queda alguna caja de aquellas corbatas horteras, FASHION, en un trastero...!

Las voy a guardar para algún museo... Porque merece la pena exponerlas... jejeje

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